Las pulgas son difíciles de erradicar y pueden causar daños importantes.
Un tratamiento riguroso te permitirá erradicarlas, prevenirlas y disfrutar de tu mascota con total tranquilidad.
Son difíciles de ver, se desplazan muy rápido sobre la piel de tu mascota y tienen una capacidad de reproducción extraordinaria. Por eso, el hecho de no verlas en tu perro o en tu gato, no significa que no las tenga. Solo las pulgas adultas viven en el huésped, el resto lo hacen en el ambiente. Por eso, a la hora de realizar un tratamiento es importante hacerlo tanto en la casa como en el animal. Las pulgas tienen varias fases: huevos, larvas, pupas y adultos. Cada hembra deposita entre 15 a 20 huevos por día, de manera que a lo largo de su vida puede poner hasta 2000 huevos. Las larvas se nutren de la materia fecal de la pulga, luego las pupas se transforman en adultos y buscan un huésped donde vivirán alimentándose con su sangre.
Pueden transmitir un parásito plano llamado Dipilydium caninun. Si tu mascota ingiere alguna pulga rascándose con la boca a causa del picor y se infecta, este parásito puede liberarse y desarrollarse en su intestino. Entre otros síntomas, el Dipilydium caninun puede causarle a tu perro pérdida de peso, diarrea, malestar general, adelgazamiento y, en caso graves, anemia.
Las pulgas también pueden producirle a tu mascota una dermatitis alérgica por la picadura de pulga (DAPP).
Normalmente la picadura de la pulga provoca irritación, molestias y picor.
Los gatos pueden autolesionarse con las uñas por el picor, provocándose heridas considerables.